…porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla…

jueves, 18 de febrero de 2016

Los últimos que llegaron.



Blanquita.
Blanquita llegó junto a un hermanito, ella totalmente blanca, el totalmente negro. Enseguida que los vi pensé que eran gatos nacidos en una casa y que habían sido abandonados. Estaban muy pegaditos uno a la otra, o al revés. Miraban todo alrededor con los ojos muy abiertos, como curiosos y sorprendidos a la vez pero no temían el contacto con las personas. Aparecieron un día los dos juntos en los alrededores y llegaron hasta (azar o suerte o alguien que los llevó hasta allí? No sé)  la casa de unos vecinos que comenzaron a alimentarles y les dejaron estar en su patio. La niña de la casa les nombró como Estrellita a la blanca y Manolo al negrito. Ella más tranquila pero menos amistosa, él algo más  inquieto pero también más cariñoso. Pasaba casi a diario por allí y les veía jugar juntos y a veces les dejaba al pasar alguna cosita de comer aunque allí, justo es decirlo, no se les acariciaba mucho talvez, pero el alimento nunca les faltó. No era la situación ideal pero en medio de todo lo que pudo ser eran un par de gaticos afortunados. Sin embargo yo pensaba en cuando llegaran las lluvias y el frío.

El tiempo fue pasando y un ..mal día, Manolo desapareció, no le hallamos mas ni supimos que pasó con él. Estrellita quedó sola. Y ya desde antes, desde que llegaron mas chicos la señora de la casa me preguntaba si me los quería quedar, así que una vez mas y conociendo la debilidad de mi amiga Y. por las gatas blancas,  le insistí nuevamente para que adoptara a Estrellita. Tanto jorobé que acabó aceptándola. Esto fue como por Noviembre del año pasado y en Enero de este la llevamos a esterilizar. Blanquita que es su nombre hoy, ya tiene un nuevo hogar donde no solo la alimentan sino que también le hacen cariños a las dos manos. Y ya puede llover o hacer frío que ya ella tiene un lugar calentico y seco para resguardarse.

Simba
El diablillo. Mi fogoncito. A este negrito lo trajo a mi casa I. que se lo encontró en la calle, solito, todo sucio y hambriento  Tendría unos 15 días talvez y me pidió que le sacara adelante.  Esto fue como por septiembre pasado y con la propia ayuda de I. se ha mantenido hasta hoy compartiendo  la casa con mis tres peludos.Que conste que los bufidos están a la orden del día pero vamos pasando.
Es muy activo y no sé si es que a pesar de los cachorros que han pasado por mis manos, nunca me percaté de si esto es una característica de cuando son mas pequeños  o es una  muy de Simba pero tiene una temperatura este bichito que no tiene nada que ver con mis otros gatos, siempre está muy calentico, más que los otros que son ya adultos.
Está para adopción pero a sus casi 6 meses ya,  siendo un gato negro “sato” y sin ser uno de  esos gatines “wallpapers de Windows” como les digo yo, que te enamoran  y enganchan a la primera vista, aun no encontré un hogar para él. 
Es hermoso mi Simba, mi rey pantera en miniatura y cuando está soñoliento, solo cuando está soñoliento es el minino más dulce que puedas hallar.
Fue castrado e mismo día que llevamos a Blanquita y se recuperó  muy rápido de ello.

Esta preciso mi Simba, mi fogoncito (por aquello del calorcito que da)

Silvestre.
Esta cosita bonita nació en la calle, en una colonia que alimenta una señora cerca de la casa de Y. Pero nació con los peores defectos que puede tener un animalito con la mala suerte de estar en la calle: ser amoroso y manso como el que más.
Cuando los demás gatos con que convivía se escondían o buscaban un sitio resguardado para dormir durante el día, el se quedaba en el centro del jardín, dejaba que todo el que quisiera se le acercara y le alzara o le hiciera un cariño. Fue verlo y enamorarme de él y comenzar a pensar en hallar a alguien que quisiera adoptarlo pero tan solo dos días después de haberle tenido cargado y sentirle ronronear supe que había sido agredido por un perro y que estaba mal.  Cuando lo vi me díó una lastima tremenda, tan pequeñito y tan lastimado ya.  Por suerte con un par de visitas al veterinario logramos sacarlo adelante y hoy vive con una compañera de trabajo de Y. que está encantada con él.
Alguna secuela le ha quedado de los colmillazos que recibió en su cabecita y cuello. A veces cuando  abre mucho la boca para maullar o bostezar, el gesto se le tuerce un poco. Talvez algun nervio  lastimado, no sé. Igual su dueña no lo cambia por ningún otro por lo que Silvestrico es un gatico muy afortunado, no solo sobrevivió a la muerte sino que salió tambien de la calle.
 No es cierto que es precioso?



2 comentarios:

  1. Ñiaaa son monísimos, me dan ganas de ir a Cuba sólo para verlos.

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  2. Son preciosos todos Timón.
    Y tú, cómo te portas por estos días?
    Besitos

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